martes, 10 de noviembre de 2009

Símbolos



Revive entre los “pelaos” la polémica por los símbolos religiosos en los colegios, a partir de una sentencia del tribunal de Estrasburgo que apoya la retirada de los crucifijos de las aulas, solicitada por muchos padres que no desean esa influencia sobre sus hijos. Los católicos, que constituyen en muchos países occidentales, especialmente en este, y así nos va, un importante grupo de presión acostumbrado a imponer sus criterios morales y a influir en política, han reaccionado violentamente, llegando a hablar de persecución, cuando de lo único que se trata es de restringir al ámbito de lo privado y familiar la utilización de todos los símbolos religiosos, en especial el susodicho crucifijo.
Por si alguien lo ignora, un crucifijo es una figura que representa a Jesucristo, una de las tres personas que a la vez son una que los católicos adoran como dios, clavado por los pies y las manos en una cruz, con una corona de espinas en la cabeza y una herida abierta en el costado. Obviamente, esta representación es sumamente impactante, con profusión de sangre y gesto de gran dolor. Y esto es lo que algunos pretenden mantener frente a la vista de los niños durante todos sus años escolares, y no solamente en los colegios religiosos, sino también en los públicos, financiados mediante los impuestos de todos, incluyendo musulmanes, judíos, budistas y similares, además de agnósticos y ateos.
Personalmente, esta polémica me ha servido para aprender cosas sobre otras “religiones” mucho más simpáticas y graciosas, como por ejemplo el pastafarismo o la doctrina de la Unicornio Rosa Invisible (ver wikipedia), conocimiento que ahora me permite recomendar una solución de compromiso, con dos alternativas, a elegir, para que se vea que los monos huímos del dogmatismo. Una podría ser la pacífica convivencia entre todos los símbolos conocidos, con el crucifijo (mejor una simple cruz, que simboliza lo mismo sin el componente sangriento) en el centro, incluso, flanqueado por una representación de Buda, una media luna, una figura de Krishna, otra del Monstruo de Espagueti Volador, una de Zeus, una nube rosa que representaría a la antedicha Unicornio, y otra de la divinidad o divinidades de cada una de las religiones conocidas. La otra consistiría en la alternancia semanal de cada uno de esos símbolos, entre los que los alumnos podrían elegir su preferido para el siguiente curso.
Por supuesto, de buen rollito y sin perseguir a nadie.
Que no se diga que no proponemos soluciones.