domingo, 29 de noviembre de 2009

Leyes



Andan revueltos los pelaos de la parte noreste porque una cosa que han escrito que se llama estatuto está siendo examinada por el tribunal constitucional, que podría modificarla parcialmente. El escrito este se refiere a cuestiones tan esenciales para todos como si esa parte del planeta puede llamarse nación o no, y muchas personas parecen dispuestas a lo que sea por asuntos de esta trascendencia.
Hace un par de días, doce periódicos de Cataluña sacaban el mismo titular e idéntico editorial, en el que se defendía la actual versión del librillo, apelando a la dignidad de todos los catalanes, y se cuestionaba la legitimidad de una posible sentencia contraria al mantenimiento de esa versión, que fue votada por un pequeño porcentaje de la población. Supongo que lo que se cuestiona en el fondo es la propia existencia de un tribunal constitucional, y esa absurda idea de que las leyes son iguales para todos, que tan molesta resulta en algunas ocasiones, cuando entra en juego la dignidad nacional.
Todo nuestro respeto por la libertad de prensa, pero a los que ya somos monos viejos, tanta unanimidad nos mosquea un poco, porque nos recuerda otros tiempos en los que todos los periódicos coincidían entre ellos, tanto en lo que contaban como en lo que callaban.
También el nacionalismo estaba muy de moda en aquellos viejos tiempos de los que hablo, aunque seguramente era otro nacionalismo distinto, uno malo malo, y se apelaba a la dignidad nacional para protestar por la exclusión de la nación de algunas organizaciones internacionales.

No espabilan, estos pelaos, siempre con sus trapos de colores a vueltas.