domingo, 28 de marzo de 2010

Solicitadores



Dicen las estadísticas que cada año más españoles eligen entregar la ínfima parte del impuesto sobre la renta cuyo destino pueden decidir, a la Iglesia Católica, en lugar de que se destine a otros gastos de interés social. No es que importe mucho, porque parece ser que entre quienes reciben esos dineros de interés social destacan organizaciones también católicas, como Cáritas, con lo que al final todo acaba en el saco de los mismos.

A eso hay que añadir los sueldos de que disfrutan los curas con dinero público, la asignación que el Estado le paga cada año a la IC, aplicando un concordato de cuando el poder del catolicismo aún daba algo de miedo, los rendimientos de su incalculable patrimonio totalmente exento de impuestos, las ganancias de sus negocios, como colegios, residencias de ancianos, hoteles de lujo instalados en antiguos monasterios, medios de comunicación y museos, o las herencias de viejas beatas, algunas veces conseguidas con engaños y manipulaciones. Además, no olvidemos que una parte fundamental de la liturgia consiste en pasear entre los feligreses que asisten a misa con un cesto para donativos.

Muchos nos preguntábamos en qué demonios (nunca mejor dicho) se lo gastan, aunque es indudable que mantener una multinacional como esa, con tantas sedes abiertas y tantos representantes vestidos y enjoyados como “drag queens”, pero con oro de verdad, debe costar una pasta.

Ahora lo vamos viendo claro, desde que hemos sabido que solamente en los USA, donde tampoco el catolicismo predomina como en Italia, Irlanda o España, la IC ha tenido que gastar varios miles de millones de dólares para impedir que un buen montón de curas pedófilos acaben en la cárcel, causando la bancarrota de varias diócesis. En Irlanda, tras hacerse públicos miles de casos de abusos, ocultados durante años, y con la misma saludable finalidad de eludir juicios, encarcelamientos y todas esas cosas tan molestas que los demás no tenemos pasta para evitar, se van a ver obligados a vender parte de sus propiedades. Y veremos qué pasa en Alemania, donde algunos casos de abusos, malos tratos y vejaciones a niños salpican al mismísimo Mazinger (¿o es Ratzinger?). O aquí mismo, cuando empiecen a salir a la luz las previsibles consecuencias de cuarenta años de poder absoluto, conseguidos amparando bajo palio al dictador.

Se trata sin duda, según los medios de comunicación que también se pagan con el dinero de todos que la mafia eclesial administra, de una campaña de difamación organizada por oscuras razones por los enemigos del dios verdadero. Y es que somos unos jodíos ateos que gozan hablando de estos temas tan espinosos en lugar de hablar de dios. Que también hay pederastas que no son curas. Que ni siquiera son tantos los “efebófilos” y “solicitadores” que visten sotana, solamente un pequeño porcentaje. Que es que los efebos van provocando, aunque sean tan jóvenes. Y que como su dios es el único verdadero (y se ve que el de más generosas tragaderas), vencerán , ganarán y triunfarán sobre tanta iniquidad.

De manera, humanos católicos que, ahora que ya sabéis en qué se lo gastan, procuradles a estas pobres víctimas un poco más de dinero, que lo van a necesitar más que nunca, marcad todos la casilla adecuada en vuestra declaración, ganáos con vuestro óbolo ese cielo que os prometen desde hace siglos. Que además les vienen mal estos dispendios ahora, a fin de mes y con todo el gasto que tienen con esa campaña publicitaria tan cara contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, que esas sí que son unas pecadoras y no los curas pederastas.